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Leon Tolstoi - El trabajo manual

El trabajo manual en nuestra sociedad depravada - la sociedad de los que se dicen civilizados - se impone únicamente por la razón que el defecto principal de esta sociedad ha sido y es hasta el presente, la de liberarse de este trabajo y aprovechar, sin devolverlo, el trabajo de las clases pobres, ignorantes y desgraciados, que son esclavos, como los esclavos del viejo mundo ... Nunca creeré en la sinceridad de las convicciones cristianas, filosóficas o humanitarias de una persona que hace vaciar su su pelela por una sirvienta. La fórmula moral más simple y corta es la de hacerse servir por los otros lo menos posible y servir a los demás lo más posible ... Es eso lo que empuja sin querer a un hombre moral y sincero a preferir, a los trabajos científicos y artísticos, el trabajo manual: la obra que escribo, para la cual necesito el trabajo de los impresores; la sinfonía que compongo. para la cual necesito músicos; los experimentos que hago, para los que necesito el trabajo de aquellos que hacen los instrumentos de nuestros laboratorios; el cuadro que pinto, para lo que necesito de los que hacen los colores y la tela: todos esos trabajos pueden ser útiles a los hombres, pero también pueden ser - como lo son en su mayoría - cosas por completo inútiles y hasta molestas. Y he aquí que, mientras yo hago todas estas cosas cuya utilidad es bastante dudosa, y para producir las cuales tengo que hacer trabajar más a los otros, tengo delante y alrededor mío una cantidad infinita de cosas para hacer que serán, sin duda, útiles a los demás y para cuya producción no necesito de nadie: llevar un fardo a alguien fatigado, trabajar el campo de un propietario enfermo, curar una herida; y sin hablar de esos miles de cosas para hacer que nos rodean, que no necesitan de la ayuda de nadie y que producen un contento inmediato en aquellos para quienes se hacen: plantar un árbol, criar un ternero, limpiar un pozo, son sin duda, acciones útiles a los demás y que no pueden dejar de ser realizadas por un hombre sincero a las ocupaciones dudosas que en nuestro mundo son ensalzadas como la vocación más elevada y más noble del hombre ...

Leon Tolstoi - El trabajo manual

El trabajo manual en nuestra sociedad depravada - la sociedad de los que se dicen civilizados - se impone únicamente por la razón que el defecto principal de esta sociedad ha sido y es hasta el presente, la de liberarse de este trabajo y aprovechar, sin devolverlo, el trabajo de las clases pobres, ignorantes y desgraciados, que son esclavos, como los esclavos del viejo mundo ... Nunca creeré en la sinceridad de las convicciones cristianas, filosóficas o humanitarias de una persona que hace vaciar su su pelela por una sirvienta. La fórmula moral más simple y corta es la de hacerse servir por los otros lo menos posible y servir a los demás lo más posible ... Es eso lo que empuja sin querer a un hombre moral y sincero a preferir, a los trabajos científicos y artísticos, el trabajo manual: la obra que escribo, para la cual necesito el trabajo de los impresores; la sinfonía que compongo. para la cual necesito músicos; los experimentos que hago, para los que necesito el trabajo de aquellos que hacen los instrumentos de nuestros laboratorios; el cuadro que pinto, para lo que necesito de los que hacen los colores y la tela: todos esos trabajos pueden ser útiles a los hombres, pero también pueden ser - como lo son en su mayoría - cosas por completo inútiles y hasta molestas. Y he aquí que, mientras yo hago todas estas cosas cuya utilidad es bastante dudosa, y para producir las cuales tengo que hacer trabajar más a los otros, tengo delante y alrededor mío una cantidad infinita de cosas para hacer que serán, sin duda, útiles a los demás y para cuya producción no necesito de nadie: llevar un fardo a alguien fatigado, trabajar el campo de un propietario enfermo, curar una herida; y sin hablar de esos miles de cosas para hacer que nos rodean, que no necesitan de la ayuda de nadie y que producen un contento inmediato en aquellos para quienes se hacen: plantar un árbol, criar un ternero, limpiar un pozo, son sin duda, acciones útiles a los demás y que no pueden dejar de ser realizadas por un hombre sincero a las ocupaciones dudosas que en nuestro mundo son ensalzadas como la vocación más elevada y más noble del hombre ...