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Mark Twain - Palabras Alemanas

Mark Twain Palabras Alemanas

Cuenta Mark Twain que un alemán de las cercanías de Hamburgo fue operado en el hospital de una palabra de trece sílabas. Desgraciadamente, los médicos calcularon mal la parte del cuerpo donde debían operar al paciente, y el desdichado murió… Ustedes tomarán el asunto a broma; pero si algún día se ven obligados a estudiar alemán, ya llegarán a saber lo que es eso de tener dentro una palabra de trece sílabas y no lograr expulsarla. Parece que los tejidos que la rodean se inflaman y que se produce cierta supuración. Esa cara tan seria que ponen los que saben alemán, esa gravedad, esa solemnidad que guardan siempre, por muchos chistes que se les hagan, todo eso se explica a causa del sufrimiento que les producen ciertas palabras.
"Algunas palabras alemanas -dice el propio Mark Twain- son tan largas que tienen perspectiva". Y como ejemplo cita unas cuantas:

- Waffenstillstandsunterhandlungen
- Generalstaatsverordnetenversammlungen

"Estas cosas no son palabras -añade Mark Twain-: son procesiones alfabéticas. Con un poco de imaginación se pueden ver las banderas y hasta oírse la música."
La mayoría de estas palabras no están en el diccionario; pero esto no quiere decir que no sean alemanas. Si no están en el diccionario es, sencillamente, porque no caben. Imagínense ustedes un diccionario de bolsillo con palabritas como esa de Generalstaatsverordn…, etcétera. Los autores de diccionarios tienen forzosamente que dividir las palabras en trozos. Meten el general en la g, el staat en la s, el verordneten en la v, y así sucesivamente. Luego se encuentra uno en un periódico, en una novela, en una carta, en la muestra de una tienda o en cualquier parte, con la palabra reconstruída, toda entera, llena de majestad y de pompa, y empieza uno a mirar el diccionario. Tarea inútil. Para saber dividir convenientemente as palabra en los diversos elementos que la constituyen, es preciso conocerla de antemano. Estas palabras compuestas del alemán son algo así como los caballos cuando juntan las cabezas y forman un círculo para defenderse a coces. Ellas se juntan también -se juntan tres, cuatro, siete, diez-, se aprietan las unas con las otras, y se defienden con las consonantes. Imposible de todo punto penetrarlas.
Es como si un extranjero, en vez de encontrarse en español con un título que dijera "Sociedad para el fomento del arte y de la industria nacionales", y que él podría traducir fácilmente, palabra a palabra, en su diccionario, se encontrase con lo siguiente:
Nacionalarteindustriafomentosociedad.
En esta forma, es indudable que nuestro idioma le produciría al extranjero una impresión de mayor magnificencia, y si, además, la palabra estuviese escrita en caracteres góticos, el efecto panorámico sería deslumbrador. Pero ¿cómo se arreglaría luego el extranjero para descomponer esa palabra en sus varios componentes y poder enterarse del significado?
Las palabras alemanas están hechas con el mismo criterio que el Rheingold o que el Cloud. Tienen algo de catedral, de estación, de cuartel, de fortaleza. Las hay que parecen exposiciones universales. Mark Twain, que se quedó asombrado ante ellas, venía del país de los rascacielos: y es que arquitectónicamente, y hasta como obra de ingeniería, un rascacielos vale muy poca cosa al lado de un Generalstaatsverordnetenversammlungen.

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